El Diario de Almería del 25 de agosto de 1933 recoge la noticia de una pelea entre dos vecinas, Juana Contreras, y Rosalía Aguilera. La primera era una joven de 15 años que tenía por costumbre cantar durante sus quehaceres domésticos. Se ve que no lo tendría que hacer mal porque el periódico alaba esta cualidad.

La segunda guardaba luto riguroso y le moletaba estas dulces melodías, increpándola para que dejara de hacerlo. Y como cada uno en su casa puede hacer lo que le venga en gana, se negó en rotundo. En este punto empezó el follón, comenzando una pelea con una silla de por medio, recibiendo varios golpes en la cabeza.  

La madre intervino y rápidamente acudió a la autoridad para poner la correspondiente denuncia contra la agresora, que se defendió como pudo, negando en un principio lo de los sillazos y después que si, que había sido porque había amenzado la cantante a su santa madre.