Aleluyas
Por Ana María López Peregrín
Retiro Espirual
La fotografía que ilustra este recordatorio de tiempos pasados que para algunos fueron indudablemente mejores, recoge a un grupo de féminas de todas las edades que bajo la dirección de nuestro viejo, querido y nunca olvidado D. Andrés (Párroco de Cantoria en esas fechas) decidimos hacer en plan de internado, en nuestra hermosa iglesia, unos ejercicios espirituales. En estas tareas tuvo ayuda de su coadjutor, un sacerdote joven que se llamaba D. Diego y era primo de D. Juan Berbel (poeta, maestro y también fue alcalde de Cantoria y natural de la barriada de las Pocicas en Albox). Este sacerdote se encargaba de darnos las charlas y hacía las ocupaciones más duras para ayudar a D. Andrés que ya estaba mayor y delicado de salud.
El nombre de las participantes aparece en la lista que explica la foto. No puedo recordar por que no estábamos todas en dicha foto y que sí asistieron a los citados ejercicios: Aurora Rubio, Pochy, Encarna Gea, Inés, Nena Herrero... y quizás falte alguna más, pero estamos hablando de hace 69 años.
Los ejercicios comenzaron el día 23 de Marzo del 1953. No olvidaremos nunca esos días de hermandad y de vivencias maravillosas. Como había mucha gente joven y los actos empezaban muy temprano, teníamos tiempo para todo: meditaciones, misas, charlas, etc. Y también para reírnos de nosotras mismas componiendo unos romances cuya directora era nuestra queridísima amiga María Orozco, hija de D. Francisco Orozco, telegrafista del pueblo. María era una persona muy dotada de un ingenio y gracia especial para tomar a broma nuestras aptitudes; y así, enn esos ratos de descanso surgieron lo que nosotras denominamos ALELUYAS, quizás po no apartarnos de la línea que nos marcaba el ambiente que estábamos viviendo.
1. Adoración Tapia, 2. Carmen Fernández, 3. Loly Orozco, 4. Juana Martínez, 5. Lola Martínez, 6. Encarnación Sánchez, 7. Dolores Reche, 8. Isabel Tapia, 9. D. Brígida López, 10. Beatriz López, 11. Manolita Picazos, 12. Lola Cuéllar, 13. Caty Molina, 14. Ginesa Roca, 15. Ana M. López, 16. Herminia Moreno, 17.Consuelo Masegosa, 18.Carmen Alarcón (Quica), 19. M. Carmen Sánchez (Mirla), 20. Elvira García, 21.María Orozco, 22. Marina Garrido, 23.Maruchi Viseras, 24. Jerónima Berbel. Colección: Familia López
ALELUYAS
Comienzas los ejercicios y todas nos proponemos
guardar profundo silencio,
nos da la pláctica el padre, preparatoria primero,
Y por ser el primer día, todas nos comprometemos.
Surgen cosas imprevistas, es imposible creerlo,
Llegamos al comedor y vemos que faltan puestos,
Jerónima, con otras dos de su gremio, en pie,
Quedan haciendo guardia, castigadas sin remedio.
Hay sillas por todas partes y varios departamentos,
Y nosotras, por desgracia ocupamos el del centro
Surgen las indigestiones, constipados y cuchicheos
causando a Lola Martínez el ataque de sus nervios,
¡El silencio prometido no podemos sostenerlo!
Y sólo hasta medio día a duras penas lo hacemos,
pero tenemos un alma que nos honra con su ejemplo,
es Dolores la de Blasa que suple, lo que nosotras no hacemos.
Hay penitentes que se mortifican para nuestro gran contento,
porque su fresquita agua con mucho gusto bebemos.
A la pobre Isabel Tapia que come en el otro extremo,
cortando carne algo dura con gran congoja la vemos,
Mirla es todo lengua y por ello Ana María se pasa
el día regañando, refunfuñando y gimiendo.
Encarna Sánchez ¡Ay dolor!!
Se sienta y no acierta a comprenderlo,
el abrigo se le ha roto y se levanta corriendo.
Doña Brígida, la más formal, con su bolso siempre puesto,
bloc y lápiz en la mano, compungida auda escribiendo.
Juana se pone seria, llama a Quica con apremio
para que imponga silencio, si no, le cambian el puesto.
Como es la primera tarde no faltan extraordinarios
y Lola Cuéllar se metió dentro del confesionario.
En esto llegó Juanita con cara de penitente
avisando para el rezo y estropeando el ambiente.
Beatriz López se ha enterado que D. Andrés nos critica
porque tiramos al suelo los restos de las comidas,
y armándose de una escoba, con cara de funeral
barre las dos sacristías con gozo de las demás.
Cuando ayer tarde danzábamos por pasillos y corredores,
apareció Juana Martínez como la Virgen de los Dolores.
Aurorita ¿no la ves? No para de trajinar,
está barriendo ¡¡zafarrancho!! Venga limpiar y limpiar,
primero las palmatorias, luego que si el altar,
y Dora Tapia le pide que por lo deje ya.
En medio de tanta paz, Mari es el demonio
y nos hace más que hablar y hablar.
Aunque dice que de Encarna hay bizcocho en el cancel,
por mucho que lo buscamos no podemos dar con él.
Nos hace de Peregrino, nos pregona las novenas,
y es la desesperación de Juana que no la mete en vereda.
Estando en la Sacristía vemos un gran resplandor,
¡¡Silencio!! Son las gafas de Juana que vienen por el corredor.
Aquí tenemos a Elvira con cara de hambre siempre,
rebuscando entre las bolsas algo a lo que hincar el diente,
y nuestra Carmen Fernández sin chispa de picardía,
se asoma a una ventana por si la Tapia caía.
Encarna Gea se empeña, en hablar con el sacristán,
mas como este no llega, pues tuvo que claudicar.
La Nena con picardía y con una gran astucia
siempre no llega a los postres y se coloca en la estufa.
Ana María y su campana no nos dejan respirar,
¡hay que ver lo bien que cumple su papel de sacristán!
Manolita preocupada no piensa más que en comer,
y cuando Lola se vuelve le ha empezado el pastel.
Herminia ¡Pobre! No ha llegado a comprender,
quien le quita la merienda y la deja sin comer.
Maruchi Viseras con la cara en las rodillas,
En vez de escuchar al padre, sólo piensa en las natillas.
Caty Molina con gran sorpresa
se comió un huevo duro y se llenó hasta las cejas.
Marina por tener mucho que hacer,
viene el último día por no dejarlo perder.
Cosuelito ya cansada de tanto y tanto cavilar,
pensando que ya está bien le pone punto final.
El Director de Ejercicios con su gran celo y virtud,
Ausía llevar a Xto. a toda la juventud,
y aunque con trabajo y esfuerzo lo ha podido conseguir,
por tanto seremos santas ¡Vaya que sil,
Llega el día de contriciones y con sobrehumano esfuerzo,
se hace examen de conciencia y hay quien llora sin consuelo,
y rogando a Dios perdone nuestros pecados y miedos
queremos que nos bendiga a este grupito del Cielo.
Interior de la iglesia de Cantoria desde el Altar Mayor. Colección: Decarrillo